LOS TIEMPOS


LOS TIEMPOS Y EL SILENCIO DEL RINCÓN

Por fin los gorriones de marzo han llegado. En las laderas y altos, los almendros florecen con el final de los fríos invernales. Las heladas y las estufas ceden, y algunos huertos se trabajan con el afán de quien no tiene tiempo, tras cinco largos meses de espera.
En la primavera tardía de abril es el turno de la floración de los cerezos, dispersos y casi salvajes. Manzanos y perales extienden el verdor de sus hojas en los valles del Turia y Ebrón. Los campos de cebada verdean en los planos altos.
En mayo la primavera llega a su máximo esplendor en las riberas, con un ensordecedor piar de pájaros. Con junio asoma el verano y las mieses doradas dan paso a los ganados.
El intenso calor de julio y agosto invita a las frías aguas de piscinas en chiringuitos y ríos, esperando las frescas noches. 
Pasado el cálido verano, en los huertos, la recolección y los trabajos se intensifican.
Los primeros fríos y lluvias de Octubre anuncian la caída de hojas de robles, arces y chopos que nos ofrecen una silenciosa belleza. Van enrojeciendo también los cerezos, servales, cornicabras y caquis. 
Llega el invierno: pinos y sabinas defienden el verde todo el año, bajo el duro sol, bajo la nieve. En los frescos vallejos, el Nogal te invita a mirarlo detenidamente y preguntarte si no encierra la verdad del universo en su desnuda copa. Nos encontramos ante un autentico maestro y envejecido sabio, que como la gran Sabina, nos habla en silencio a la oreja,...y escuchamos sin entender nada.
Habrá que volver otra vez, a ver si nos enteramos de qué va esto de la naturaleza.


                          Vereda de Tóvedas. Atajo no ciclable.